domingo, 31 de enero de 2016

La vida como es.

Abrí los ojos en mi recién amueblada habitación y ya nada era lo mismo.
De repente apareció Caracoles y me guiñó un ojo. Habíamos acordado años o vidas atrás, ya no lo se, que ese parpadeo significa que todo está bien, así que me tranquilicé. Es lo que tienen los acuerdos de sentimientos, que no importa lo que vean tus ojos, tu mente lo acepta. La vida como es.
Así que me dispuse a levantarme en esa nueva habitación.
Lorenzo llevaba días sin aparecer pero yo lo saludé unas cuantas veces por si acaso, es la única forma en la que siento que le devuelvo todo lo que él me da cada día, vida. La vida como es.
Orejas quería pasear conmigo y jugar al escondite, como no, con sus reglas en las que aparece y desaparece cuando le viene en gana. A mi me preocupa en ocasiones, cuando no lo huelo cerca, lo que no sabe es que disfruto compartiendo sus pequeños saltos entre la libertad y lo desconocido, que yo también sonrío así cuando lo siento y cuando lo siente él. La vida como es.
Flocky aparece todas las mañanas, bien sea con la ilusión de ir a crear o con la tranquilidad de haber creado ya, pero siempre con su caballo de fuego, ese que también le acompaña a dar saltos hacia la libertad y lo desconocido. Y él también disfruta cuando lo siente. Creo que esas cosas son las que le recargan de vida, porque al verlo a él así, noto mi batería llenarse también. La vida, como es.
Cada día después de despedir a las personas que han dormido en mi casa y dejar todo listo para las que vendrán hoy, me tomo mi tiempo con un té y unos cuantos pensamientos.
¿Los de hoy? Mi mente hoy ha puesto en plano horizontal el camino de un chico que proviene de las tierras que despidieron a Christopher McCandless, ese joven que viajaba también buscando la libertad y lo desconocido. Y que las encontró, y con ellas la paz que se fue con él en un autobús azul. La vida como es.
Cuando digo en plano horizontal, me refiero a un camino de tierra con unas líneas dibujadas a tiza roja con el nombre al lado de todas y cada una de las fronteras que ese hombre ha pasado para llegar desde Alaska hasta Segovia. Parece fácil, y en realidad lo es.
Es como si desde la puerta de mi casa hasta el parque que está unos metros más abajo yo trazo cuatro líneas de tiza roja y pongo en cada una de ellas las cuatro palabras que me vengan en gana; dignidad, derechos,mentira y justicia, por ejemplo. Yo puedo pasarme el día entero cruzando desde la dignidad y pasando por los derechos hasta llegar a la justicia, pero es imposible no atravesar por la mentira. Nosotros somos de la Tierra porque nos posamos sobre ella y, aún siendo la que más podría restringirnos, nos deja caminar por todo su cuerpo a nuestro antojo. Nunca he entendido la palabra frontera ni nunca la entenderé, porque no la inventó la Tierra sino nosotros, y pocas cosas hacemos que tengan sentido y sean sentidas. Lo que si hacemos son poner reglas estúpidas que sin sentido y sin sentimientos, cambian las líneas de tiza roja por berjas, muros e incluso gente con armas.Y así, es como se nos olvida que deberían seguir siendo putas líneas rojas de tiza, que tu puedes pisar igual que pisas una piedra, un charco o una hierba que te encuentras en el camino.
Pero no lo son, y esos muros, berjas y gentes con armas hacen que millones de personas al día pierdan la posibilidad de caminar hacia lo desconocido, hacia la libertad. La vida como es, ¿no?
Yo, cuando escribo se que puedo hablar de libertad, de justicia y de dignidad y lo hago, pero sigo en la mentira de mi camino con líneas de tiza. La vida es como dejar de decir la vida como es, la vida es como encontrar tu caballo de fuego y empezar a hacerlo y empezar a sentirlo, pero uno sólo no puede.

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