miércoles, 24 de febrero de 2016

Pandora.

Metí el dedo en mi globo de chicle y salió un árbol.
Era marrón como el jengibre y con patas de gallo que había cantado ya muchos amaneceres. Era raro, nunca había visto un junco marrón, pero bueno, hoy en día las bombas existen y a nadie le extraña. 
Paseando me encontré con el Templo de Debod lleno de cabezas "amordazadas" protestando por la reciente censura en el mundo del arte y entonces, me dí cuenta que se me había olvidado recordar el 15M con el corazón y no desde el odio. Quizás no encajamos poque no somos cajas.
Que no me cuadriculo en vuestro mundo creado sin preguntar.
La caja de pandora ahora era la goma de mascar, que dice que allá dónde estemos, debemos mecernos con el viento. De una cosa siempre sale otra. Mientras me rascaba la nalga izquierda me dí cuenta que se me había olvidado ir a votar este año. Votar: "emitir un voto". Quizás no arreglamos nada porque esto no va por reglas.
Que me quemo. Que las fotos de los libros de historia con campos de concentración, se podrían sustituir con las de refugiados del ahora y al revés. Y de eso no se habla. Y me quemo más.           
Que puede que no haya cambio porque seguimos siendo los mismos.                    
No sé, desbarajustémonos. Que si algo llega a arder sean esta vez nuestras manos las cerillas.



Cerillas que enciendan ideas.


Pink Floyd, "Another brick in the wall"


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