lunes, 16 de mayo de 2016

XVI.

Quiero que me abraces. Cómo tú quieras. Con los brazos, con la boca o con las piernas. Te dejo elegir. Lo único que quiero es que me abraces tan fuerte que me dejes sin aliento. Quiero que me arranques suspiros, que me robes respiros, que me aceleres, entrecortes y detengas la respiración. Y si ves que puedes, también el pensamiento. Que ningún poro de mi piel se quede sin rozar tus dedos.
No quiero que me des tu vida, sólo que me acompañes a comprobar que estamos vivos.